«Sería muy trágico el quiebre del Mercosur»

La tensión entre Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay se acentuó la semana pasada. Las visiones divergentes atentan contra el futuro del bloque. Deberían bajarse algunos aranceles, considera el embajador César Mayoral. Las razones por las cuales la Unión Europea no le dará luz verde al acuerdo.

La puja, el chisporroteo, la tensión generada entre los socios del Mercosur la semana pasada, cuando Uruguay anunció que se lanzará de manera unilateral a negociar acuerdos de libre comercio, exige la lectura diplomática. El bloque, que hasta ahora se dobla pero no se rompe, corre riesgo de quiebre. Las consecuencias podrían ser severas.

Los diplomáticos suelen tener el trato suave y cordial, pero la mirada punzante. César Mayoral se desempeñó como embajador argentino ante Canadá y China, y fue también Representante Permanente ante las Naciones Unidas y la Organización Internacional del Trabajo. A él recurrimos para entender los dobleces del Mercosur, un club con picas personales y lógicas estrategias de desarrollo nacional.

-¿Uruguay es la punta de lanza en el intento de modificar las condiciones que rigen en el Mercosur?

-Creo que siempre Uruguay quiso hacer algo parecido, sobre todo con tratados de inversión. La idea del Mercosur ha sido más bien una idea de capitalizar a Montevideo como el centro del bloque, y de allí el Parlasur. Desde el punto de vista económico creo que no tiene viabilidad cualquier proyecto uruguayo de separarse del Mercosur. No creo que ningún país importante quiera hacer acuerdos con Uruguay sabiendo que con eso se enemista con los países del bloque, sobre todo con Argentina y Brasil. Me parece que es una utopía, más que todo para sacar ventajas después en las negociaciones arancelarias.

-Había argumentos que sostenían que tras la decisión uruguaya de avanzar en pactos comerciales bilaterales, estaba el interés brasileño.

-Hay un sector de Brasil que puede acompañar, pero no es todo. A otro sector muy grande, el industrial de San Pablo, no le conviene para nada romper el Mercosur. Si el que más exporta productos industriales de los cuatro o seis países del bloque, según el número que se quiera tomar del Mercosur, es Brasil. Hacer un tratado de libre comercio por afuera del Mercosur le va a permitir a los países que no son Brasil comprar productos industriales. ¿Qué pueden vender en materia de productos industriales los países del Mercosur, salvo la Argentina? Nada. Si el único país que tiene una industria de cierto peso es la Argentina. Habrá algunos nichos en las otras economías, pero con pocas posibilidades de éxito como país. No creo que atrás de Uruguay haya una maniobra de un sector brasileño. El tema con Brasil, dicho con todo respeto, es Bolsonaro, que ha llevado las cosas a un punto donde se confunde lo que quiere con lo que se puede. ¿Qué Brasil es posible si no tiene una industria que exporte? 

-Hay una cuestión casi personalista. ¿Un cambio en el gobierno de Brasil modificaría también esta postura aperturista?

-Quizás si eventualmente ganase Lula el cambio sería grande. Pero tampoco podemos aventurar cómo será dentro de dos años. Esta pandemia ha modificado muchas cosas, entre ellas la visión de un mundo diferente. Lo que sí creo es que hay un sector muy grande de la población de Brasil que vive de la industria, que trabaja en ese sector. Un país que es industrializado y deja de serlo traería una desocupación muy grande. El trigo, la soja o el maíz no generan mucha ocupación.

-¿Cómo ve al Mercosur? ¿Atraviesa una situación de mayor tensión que en otros momentos?

-Al bloque lo veo mal, no hace falta ser visionario para verlo mal. Los últimos acontecimientos han mezclado la política con temas personales.

-¿Hay riesgo de quiebre?

-Creo que sería muy trágico el quiebre. Lo que sí va a haber es una tensión muy grande con respecto a la propuesta de Uruguay. Lo que quiere Uruguay es fundamentalmente tener tratado de inversiones. No tratados comerciales. ¿Qué industria puede venderle Uruguay a China? Nada. En ese marco de imposibilidad, Uruguay le sigue vendiendo maíz y soja a China sin tratado. No necesita un acuerdo. Lo que sí necesita son inversiones. Montevideo siempre ha pensado más en Estados Unidos, y con este gobierno más aún. El mundo tampoco está para generar un importante flujo de inversiones hacia afuera de los países que tienen que movilizar ahora la economía. Todo el dinero que ha puesto Biden ha sido en el interior de los Estados Unidos para evitar que las empresas americanas se vayan afuera. En ese marco es difícil que logren que lleguen muchas inversiones al Uruguay. Las más importantes que llegaron de afuera fue con el tema de la madera, pero son cosas muy chicas en el marco global. La tensión existe, eso sí. Hay muy malas relaciones personales. La visión de los jefes de Estado no es la misma. En Uruguay hay una visión de que encerrarse entre Argentina y Brasil no es positivo, que podrían ampliarse al mundo como lo hicieron los países asiáticos.

-¿Flexibilizar las normas en torno a los acuerdos bilaterales sería darle una estocada mortal al Mercosur?

-De alguna manera sí. Lo que se puede es buscar bajar algunos aranceles. El Mercosur podría bajar aranceles conjuntos, lo que permitiría acuerdos de los cuatro o cinco con otros países. Lo que ocurre ahí es que cuando entra producto por producto empiezan las presiones de los lobbies. Y ahí no se mira tanto la productividad del país sino la fuerza que tiene cada lobby para modificar un arancel.

-A la hora del balance, Usted ha destacado que el Mercosur es la alianza más exitosa en la historia de la Argentina.

-De alguna manera si uno toma lo que ha sido la Argentina y sus relaciones, el primer punto es el ABC, el tratado entre Argentina, Brasil y Chile que impulsó el general Perón. Pero de ahí para acá hubo muy pocos acuerdos, salvo el inicio del Mercosur con el acuerdo entre José Sarney y el presidente Alfonsín. El Mercosur es un avance mayor porque un pacto era de dos países, otro era de tres y ahora hay más. Pasa que ocurrieron las desgracias políticas como la caída de Lugo, luego Venezuela. Los daños fueron extra económicos o comerciales, y terminaron deteriorando lo comercial que siempre es donde existe la puja por sacar ventajas. Y es lícita.

-Hace poco el Gobierno tomó la decisión de controlar la Hidrovía hasta llamar a una nueva licitación. ¿Qué opinión tiene al respecto, dado que es la principal vía comercial del Mercosur?

-Creo que ahí hay muchos intereses en juego. No la utiliza solamente la Argentina sino que también la usa Brasil, Paraguay y de alguna forma también Uruguay. El tema es quién tiene que manejar el dragado, si se puede hacer desde el Estado o es necesario que haya empresas multinacionales que lo hagan porque es difícil, costoso y se necesita una maquinaria especial. Lo que sé es que se trata de un hecho absolutamente importante para el comercio exterior argentino. Todos los puertos que se construyeron sobre el Paraná y desde donde sacan la soja al exterior le han venido muy bien a la economía argentina. Tendrían que estar involucrados todos los sectores que tienen interés en el asunto.

CANCILLERIA

-Puertas adentro de la Cancillería, ¿considera que Felipe Solá es el perfil de canciller que necesita la Argentina?

-Creo que hay errores que no son de este gobierno sino de varios otros también, esto de buscar figuras que se dedican a la política para ganar espacio y después ponerlo de canciller. Eso es un error. Cuando uno elige un canciller, elige una política. Si eligió un canciller por otra causa, no eligió ninguna política. Eligió alguien que esté ahí para que haga lo que otros quieren que haga.

-Durante la gestión Macri estuvieron Susana Malcorra y luego Jorge Faurie. ¿Es otra línea, otra forma de jugar en el terreno diplomático?

-Malcorra nunca fue diplomática argentina, la hizo así Durán Barba. Y entró a la Cancillería para tratar de obtener el puesto de secretaria de las Naciones Unidas. Es cierto que conocía el mundo diplomático, fue secretaria de Ban Ki-moon. Y Faurie llegó precisamente por eso, porque Malcorra tenía tal desmadre adentro de la Cancillería que buscaron alguien de la casa que supiera poner orden. Había una directiva desde fuera de la Cancillería que era la que dominaba, que eran los amigos del presidente Macri, que se habían fijado una propuesta económica y financiera para la Argentina y la Cancillería tenía que acompañar eso. No hubo ninguna cosa diferente. Y el tema de Venezuela tiñó todo el proceso de la política exterior argentina respecto a la región.

-Usted escribió un artículo donde subraya: «Argentina debe posicionarse en cada oportunidad de acuerdo sólo a sus intereses nacionales». ¿No está ocurriendo eso ahora?

-Lo que digo es que cuando hay un hecho internacional sobre derechos humanos o cualquier otro tema de política internacional la Argentina debe juzgarlo de acuerdo a los intereses de ella. No a un nivel de moral internacional. Por supuesto que hay límites, no va a apoyar a un régimen nazi. Pero otro tema es meterse como parte en el conflicto. Eso es negativo. Si no es un conflicto que toque los intereses de Argentina, se puede ser objetivo. Si toca los intereses hay que tratar de defender eso, independientemente de cuál es la ética que tenga ese conflicto. Acá el tema de los Derechos Humanos es muy noble y se ha utilizado desde el año 1945. Porque antes de la firma del tratado de Naciones Unidas no existían los Derechos Humanos. Se empiezan a aplicar con puniciones recién en la época de Carter. Antes no eran nada más que un conjunto de elementos que se le pedían a los países que se respetaran, pero no había ninguna intromisión en un país por violación a esos derechos, ni había pena. Tampoco había ningún tribunal.

-La Argentina pujó y perdió la posibilidad de obtener la Secretaría de la Corporación Andina de Fomento. Usted hizo una lectura negativa de esa estrategia diplomática. ¿Por qué?

-Fue una elección inútil. Se llama Corporación Andina de Fomento, se supone que son los andinos los que la van a conducir. Es lo mismo que un colombiano o un ecuatoriano quisiera ser secretario del Mercosur, si hubiera esa Secretaría. El segundo punto es que si estamos en una situación débil en la relación con los otros socios del Mercosur, y ninguno de los tres nos iba a apoyar, me parece que era una utopía ganar. Se valoró demasiado el triunfo del presidente peruano, Pedro Castillo. Pensaron que iba a cambiar el eje porque era un andino. El candidato (Christian Asinelli) tampoco tenía un brillo internacional para ganar por él mismo, era una figura de segundo nivel acá en la Argentina.

BLOQUES

-¿A nivel mundial la estrategia de bloque sigue imperando?

-Aparentemente sí, pero eso ya es más difícil de verlo. La Unión Europea salvó el Brexit. Algunos creían que después de eso habría otras naciones que se iban a ir, pero eso no ocurrió. Ahora, nadie puede saber qué va a pasar en dos años. De alguna manera los 27 están sólidos y si bien hay diferencias en cuanto a cuál es la política con China, si apoyar totalmente la política de Estados Unidos o no, igual se han mantenido bastante unidos. Ahora hay una puja que vendrá por la Unión Europea porque va a desaparecer la canciller Merkel (Angela), y además Gran Bretaña se fue. Es decir que está todo para Francia, pero hay que ver si Francia lo puede capitalizar, cosa que políticamente no parece tan cierto porque a Macron (Emmanuel) le fue mal en las últimas elecciones regionales.

-Hace un par de años se dio un paso adelante en cuanto al acuerdo con la Unión Europea. ¿Cómo continuará eso?

-El acuerdo de la Unión Europea con el Mercosur se viene negociando hace más de 30 años. Siempre hubo impedimentos por parte de la UE. Siempre pidieron más de lo que se podía dar, sobre todo en compras del Estado. Y siempre cerró la posibilidad de la apertura de la agricultura. En ese marco el acuerdo siempre está rengo. Para ser un verdadero pacto, la UE tiene que abrir la agricultura. Y ahora han reflotado el tema del medio ambiente para parar el tema de la agricultura.

-Siempre hay alguna estrategia tendiente a colocar obstáculos en ese área donde Europa es menos competitiva.

-Sí, antes era la aftosa. Los parlamentos de Austria y Francia no van a dar el acuerdo. Para que se firme el acuerdo de la Unión Europea con el Mercosur se necesita la aceptación de todos los parlamentos, que son 27. No es fácil lograr eso. En el corto plazo no habrá acuerdo. Es la realidad de las fuerzas productivas, que no se quieren abrir a la agricultura, sobre todo Francia. Y después desde el punto de vista de la Argentina, está Bolsonaro con el medio ambiente, que tampoco va a transar con el Amazonas. El quiere que el Amazonas sea una zona cultivable. El medio ambiente son tratados. Para parar la agricultura de Brasil tiene que firmar un tratado para no desmontar el Amazonas. Tiene todo el derecho allí porque es soberano. Ahora claro, la opinión pública mundial pesa. Todo el mundo sabe que el medio ambiente es el tema del futuro y que si lo destruimos no habrá ningún otro. Ese es un tema de política.

La pesca, un flanco muy débil

-¿Qué lectura hace de la política que lleva adelante la Argentina en la defensa de los recursos marítimos?

-El tema de la pesca en aguas jurisdiccionales argentinas por barcos internacionales es algo que no se puede solucionar si no se negocia con los países que tienen esas flotas. Van a seguir operando. Con lanchas patrulleras que los corran no se van a ir. No hay una línea que diga estas son las 200 millas y esta la 201. Siempre hay excusas de que entraron, salieron. Además el calamar se mueve. La Argentina tiene que defender su recurso utilizándolo, no impidiendo que pesquen los otros sino pescando nosotros. Para eso hay que tener una flota, convenios con otros países y demás. Y no es solamente China la que lo hace. Y lo hace porque reciben apoyo desde Uruguay. No es un tema de pelearse con los chinos para que no pesquen. Hay varios involucrados en la pesca en el Atlántico Sur.

-¿Y con el caso Malvinas?

-Las licencias de pesca que dan los malvinenses nosotros no lo podemos impedir. Los países dueños de esas flotas van y le piden permiso a los ingleses. Es un tema de ellos

Esta nota fue publicada en el diario La Prensa el día 19 de Julio del2021

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